17 agosto 2013

Un sermón

Sermón: “DIOS nos ofrece Su Reino; ¿Aceptamos?” 18 de agosto de 2013

Juan G. Feliciano-Valera, Pastor Iglesia Metodista de Puerto Rico

Textos (Año C)

Salmo 50:1-8, 22-23

1El Señor, el Dios de los dioses, ha hablado; ha llamado a los que habitan la tierra del oriente al occidente. 2 Dios resplandece desde Sión, la ciudad de belleza perfecta. 3 Nuestro Dios viene, pero no en silencio: delante de él, un fuego destructor; a su alrededor, una fuerte tormenta. 4 Desde lo alto, Dios llama al cielo y a la tierra a presenciar el juicio de su pueblo: 5 “Reúnan a los que me son fieles, a los que han hecho una alianza conmigo ofreciéndome un sacrificio.” 6 Y el cielo declara que Dios es juez justo. 7 “Escucha, Israel, pueblo mío; voy a poner las cosas en claro contigo. ¡Yo soy Dios! ¡Yo soy tu Dios! 8 No te censuro por los sacrificios y holocaustos que siempre me ofreces. 22 “Entiendan bien esto, ustedes que olvidan a Dios, no sea que empiece yo a despedazarlos y no haya quien los libre: 23 el que me ofrece su gratitud, me honra. ¡Yo salvo al que permanece en mi camino!”

Isaías 1:1, 10-20

1 Profecías que Isaías, hijo de Amós, recibió por revelación acerca de Judá y Jerusalén, durante los reinados de Ozías, Jotam, Ahaz y Ezequías en Judá. 10 Jefes de Sodoma, escuchen la palabra del Señor; pueblo de Gomorra, oye atentamente lo que nuestro Dios te va a enseñar. 11 El Señor dice: “¿Para qué me traen tantos sacrificios? Ya estoy harto de sus holocaustos de carneros y de la grasa de los terneros; me repugna la sangre de los toros, carneros y cabritos. 12 Ustedes vienen a presentarse ante mí, pero ¿quién les pidió que pisotearan mis atrios? 13 No me traigan más ofrendas sin valor; no soporto el humo de ellas. Ustedes llaman al pueblo a celebrar la luna nueva y el sábado, pero yo no soporto las fiestas de gente que practica el mal. 14 Aborrezco sus fiestas de luna nueva y sus reuniones; ¡se me han vuelto tan molestas que ya no las aguanto! 15 Cuando ustedes levantan las manos para orar, yo aparto mis ojos de ustedes; y aunque hacen muchas oraciones, yo no las escucho. Tienen las manos manchadas de sangre. 16 ¡Lávense, límpiense! ¡Aparten de mi vista sus maldades! ¡Dejen de hacer el mal! 17 ¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda!” 18 El Señor dice: “Vengan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la lana. 19 Si aceptan ser obedientes, comerán de lo mejor que produce la tierra; 20 pero si insisten en ser rebeldes, morirán sin remedio en la guerra.” El Señor mismo lo ha dicho.

Hebreos 11:1-3, 8-16

Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no podamos verlo. 2 Dios aceptó a nuestros antepasados porque ellos confiaron en él. 3 Y nosotros creemos que Dios creó el universo con una sola orden suya. Lo que ahora vemos fue hecho de cosas que no podían verse. 8 Abraham confió en Dios, y cuando él le ordenó que saliera de su tierra para ir al país que le daría, Abraham obedeció, aunque no sabía hacia dónde iba. 9 Abraham confió tanto en Dios que vivió como un extranjero en el país que Dios le había prometido. Vivió en tiendas de campaña, igual que Isaac y Jacob, a quienes Dios también les había prometido ese país. 10 Abraham confiaba en que algún día vería la ciudad que Dios había planeado y construido sobre bases firmes. 11 Abraham confió en Dios y, por eso, aunque su esposa Sara no podía tener hijos y él era ya muy viejo, Dios le dio fuerzas para tener un hijo. Abraham confió en que Dios cumpliría su promesa de darle un hijo. 12 Por eso Abraham, aun cuando ya iba a morir, pudo tener tantos descendientes como las estrellas del cielo y como la arena que hay a la orilla del mar. ¡Nadie puede contarlos! 13 Todas las personas que hemos mencionado murieron sin recibir las cosas que Dios les había prometido. Pero como ellos confiaban en Dios, las vieron desde lejos y se alegraron, pues sabían que en este mundo ellos eran como extranjeros que estaban de paso. 14 Queda claro, entonces, que quienes reconocen esto todavía buscan un país propio. 15 Y que no están pensando en volver al país de donde salieron, pues de otra manera hubieran regresado allá. 16 Lo que desean es tener un país mejor en el cielo. Por eso Dios no tiene vergüenza de ser su Dios, porque les ha preparado una ciudad.

Lucas 12:32-40

32 “¡No tengan miedo, mi pequeño grupo de discípulos! Dios, el Padre de ustedes, quiere darles su reino. 33 Vendan lo que tienen, y denle ese dinero a los pobres. Fabríquense bolsas que nunca se rompan, y guarden en el cielo lo más valioso de su vida. Allí, los ladrones no podrán robar, ni la polilla podrá destruir. 34 Recuerden que siempre pondrán toda su atención en donde estén sus riquezas. 35-36 Ustedes tienen que estar siempre listos. Deben ser como los sirvientes de aquel que va a una fiesta de bodas. Ellos se quedan despiertos, con las lámparas encendidas, esperando a que su dueño llame a la puerta para abrirle de inmediato. 37-38 ¡Qué felices serán cuando llegue el dueño a la casa, en la noche, o en la madrugada! Les aseguro que el dueño hará que sus sirvientes se sienten a la mesa, y él mismo les servirá la comida. 39 Si el dueño de una casa supiera a qué hora se va a meter un ladrón, lo esperaría para no dejarlo entrar. 40 Ustedes deben estar listos, porque yo, el Hijo del hombre, vendré a la hora que menos lo esperen.”

32 No temáis, manada pequeña; porque al Padre ha placido daros el reino.” (V. Reina-Valera, 1909.)

32 »No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el Reino.” (V. Reina-Valera, 1995.)

32“No tengan miedo, ovejas mías; ustedes son pocos, pero el Padre, en su bondad, ha decidido darles el reino.” (V. DIOS Habla Hoy, 1998.)

32 “¡No tengan miedo, mi pequeño grupo de discípulos! Dios, el Padre de ustedes, quiere darles su reino.” (V. Biblia en Lenguaje Sencillo, 2000.)

Cuando me preparaba para este sermón (aunque sabia que no iba a predicarlo), comencé con el tema de la fe. Era un tema “obligado,” “un pie forzao.” Leí, consulté, estudié y escribí. Salieron muchas páginas sobre el tema de la fe. Fue hermoso. Pero, DIOS tenía otro plan en mente y esta exhortación es el resultado de ser obediente a DIOS. ¿Para qué predicar tanta teología, si lo que DIOS espera es que confiemos plenamente en ÉL? ¿Que le creamos a ÉL? Dicho sea de paso, ESO es fe y teología (y de eso hablaremos también.)

Amadas y amados del Señor: vivimos en un mundo convulsionado por la desesperación. Estamos preocupados por todo. Todo se convierte en una razón para estar ansiosos. Estamos muy apegados de este mundo.

En medio de esa convulsión, ese torbellino, ese huracán de angustias, aparece DIOS con un mensaje refrescante. En medio de nuestras frustraciones, aparece DIOS con un bálsamo, con un baño de aguas frescas, un manantial de aguas puras y cristalinas. En medio de la tormenta, aparece DIOS, si, DIOS mismo, para hablarnos de Su Amor, de Su Gracia, de Su plan, de Su propósito para nuestras vidas.

¿No les parece oportuno que DIOS aparezca en estos momentos con un Mensaje de Esperanza, de Gracia, de Paz, de Salvación? Aparece DIOS para decirnos que:

“ No tengan miedo, manada pequeña, ovejas mías, mi pequeño grupo de discípulos; porque a vuestro Padre le ha placido darles el Reino, es decir, en su bondad, DIOS ha decidido darles el Reino.” (LC. 12:32)

Amadas y amados: Se cuenta la historia de un turista que fue a visitar un seminario en una vieja ciudad de Europa. Allí se encontraba uno de los más prestigiosos biblistas y teólogos del mundo. El visitante fue sorprendido al descubrir que aquel famoso profesor vivía en una pequeña habitación que solo contenía muchos libros, un escritorio, una silla y un camastro. ¿Dónde están sus muebles? Preguntó el turista. El profesor contestó: ¿Y dónde están los suyos? El sorprendido visitante contestó: Yo soy un turista, voy de paso por esta ciudad, mis cosas están en casa. Entonces el sabio teólogo contestó: Las mías también. Yo también estoy solo de paso por esta tierra.

Amadas y Amados: Somos peregrinos y extranjeros en esta tierra. Nuestro Padre nos espera en Casa; su Casa, nuestra Casa.

A DIOS le complace compartir Su Reino con nosotros (as); comenzando aquí y ahora, pero no restringido a esta tierra. Me parece razón suficiente para alabar a DIOS. “No tengan miedo, manada pequeña, ovejas mías, mi pequeño grupo de discípulos; porque a vuestro Padre le ha placido darles el Reino, es decir, en su bondad, DIOS ha decidido darles el Reino.” (LC. 12:32)

1. Somos ciudadanos de un reino eterno, un reino guardado, protegido, equipado. Un reino de luz, de gozo, de fiesta, de alabanzas. Un reino en donde hay paz. Ese reino comienza aquí, pero no termina aquí. Esta vida es una oportunidad para ensayar la gloria eterna que disfrutaremos con nuestro Padre. Cuando cantamos aquí, ensayamos para cantar allá. Cuando adoramos aquí, estamos experimentando la adoración perfecta que rendiremos allá.

2. Somos embajadores de ese reino. Somos representantes de ese Reino donde quiera que vayamos. Los embajadores viven en otras naciones por un tiempo. Allí son protegidos por soldados del reino que los envió; reciben paga y tienen todas sus necesidades cubiertas por la nación que los envió. Los embajadores no expresan sus opiniones, sino la posición y las decisiones del Reino que los envió y que los sostiene. Los embajadores no carecen de nada, sus países se encargan de tenerlos contentos y bien suplidos. La bandera que hondea sobre la embajada de ese reino, es la bandera oficial del reino que los envió. Para poder ser embajador hay que ser un buen ciudadano del reino. Hay que obedecer las leyes y estar al día con los impuestos, los deberes civiles y estar dispuestos a defender la nación por encima de toda otra consideración. No puede ser embajador de ningún reino, una persona que le roba al rey. No puede ser embajador del reino una persona que odia o maltrata a los hijos o hijas del rey. No puede ser embajador de ese reino, una persona que no conoce al Rey. En este reino, hay que conocer personalmente al Rey. En este reino hay que amar al Rey con todo el corazón, con toda la mente, con todas las fuerzas del alma. Los embajadores de este Rey hablan las Palabras de este reino, palabras de fe, de esperanza, de salvación, de salud, de restauración, de perdón, de amor, de bondad, etc. Los embajadores de este reino no chismean sobre los demás. Los embajadores de este reino NO quieren brillar ellos, sino que desean que brille El Rey. En este reino no hay lugar para los protagonistas de la fama, solo hay lugar para los siervos y siervas del Señor. Los embajadores de este reino solo saben una cosa, que fueron escogidos para servir, para comunicarle a los demás las virtudes de Aquel que les amó y les llamó de las tinieblas, de la calle, de las drogas, del pecado, de la muerte, de los corrillos de la mentira, de la cárcel de la culpa, de las solitarias cadenas, a la LIBERTAD. Solo anuncian que habían sido expulsados a la calle y fueron “buscados” y recogidos e invitados a ENTRAR de nuevo a la Casa de Papá. Invitados por el Rey a la Cena de Bodas, al Banquete preparado. A los que no tenían ropas adecuadas, se les dio un nuevo vestido, una nueva túnica. ¿Cuántos de esos habrá aquí esta mañana? ¿Cuántos son de la mañana pequeña, del rebaño de las ovejitas del Señor, del Buen Pastor? ¡Él dio Su Vida por rescatarnos, a ÉL sea la Gloria!

3. Somos colaboradores de DIOS en la expansión de ese reino, que sigue creciendo. “Co-laboradores,” es decir, que trabajamos juntamente, unidos, unánimemente, con un mismo sentir, en unidad de espíritu, con TODOS los demás ciudadanos del Reino de DIOS HACIA un mismo propósito, la misión de DIOS. Aquí no hay lugar para “llaneros solitarios” y superhéroes; aquí no hay espacio para adorar hombres, ni mujeres. Somos atalayas, heraldos del Rey, solo anunciamos las virtudes, las bondades, la justicia, las ordenanzas del Rey. Los colaboradores anuncian las misericordias del Rey, la Gracia del Rey, el Amor del Rey, la ternura del Rey. Los colaboradores del Rey anuncian el perdón que solo puede conceder el Rey, las oportunidades que nos concede el Rey.

4. Somos el Cuerpo de Cristo; continuamos SU MISIÓN, SU OBRA, mientras estemos aquí. Cristo sigue vivo a través de nosotros. ¿Me entienden? Tu y yo somos la continuación del Cuerpo de Cristo (“encarnaciones” de la Encarnación de DIOS.) Lo que Cristo comenzó, nosotros lo tenemos que continuar. ¿Amó Jesús? Nosotros tenemos que amar. ¿Perdonó Jesús? Nosotros tenemos que perdonar. ¿Restauró Jesús? Nosotros tenemos que restaurar. Lo único que no tenemos que hacer es morir, porque ya Cristo murió por nosotros, una vez, suficiente. Así se cumple el plan de DIOS. A DIOS, nuestro Padre, le ha placido darnos la oportunidad, el privilegio, la bendición, de participar, representar, colaborar y continuar con la expansión de Su Reino.

¿Cómo está nuestro récord, nuestro expediente, nuestras contribuciones, nuestros impuestos, nuestras prioridades, nuestra obediencia, nuestra fe? ¿Podrá DIOS usarnos, como siervos, como usó a Jesús, en Su Obra, Su reino, aquí y ahora? ¿O podremos excusas, razones, argumentos para justificar nuestro pobre cuidado y escasa utilización de los talentos que DIOS mismo nos ha concedido para realizar Su Obra? ¡Este Rey no deja solo a sus embajadores, envía su ejército a cuidarlos!

Alcemos su bandera HOY y pongamos Manos, Pies, Cabeza, fuerza y confianza en Su Obra. ¿Amén? ¡Amén! Recuerden lo que DIOS nos dice en el Salmo 50: 22 “Entiendan bien esto, ustedes que olvidan a Dios, no sea que empiece yo a despedazarlos y no haya quien los libre: 23 el que me ofrece su gratitud, me honra. ¡Yo salvo al que permanece en mi camino!”

Recuerden lo que DIOS nos dice en Isaías:

17 ¡Aprendan a hacer el bien, esfuércense en hacer lo que es justo, ayuden al oprimido, hagan justicia al huérfano, defiendan los derechos de la viuda!” 18 El Señor dice: “Vengan, vamos a discutir este asunto. Aunque sus pecados sean como el rojo más vivo, yo los dejaré blancos como la nieve; aunque sean como tela teñida de púrpura, yo los dejaré blancos como la lana. 19 Si aceptan ser obedientes, comerán de lo mejor que produce la tierra; 20 pero si insisten en ser rebeldes, morirán sin remedio en la guerra.” El Señor mismo lo ha dicho.”

Recuerden lo que DIOS nos dice en Hebreos 11.

DIOS nos está invitando a formar parte de Su Reino. Su Reino no es una organización, ni un país, ni un reino terrenal. Su Reino es un Organismo, un Cuerpo de Valientes, arrepentidos y perdonados, que han aceptado el reto de servir y seguir al Rey de Reyes y Señor de Señores. Un Cuerpo que proclama liberación, restauración, arrepentimiento y perdón de pecados, vida eterna, abundante y salvación para una eternidad con DIOS.

¿Quieres tener muchos muebles aquí o vida eterna con ÉL?

12 agosto 2013

Un Nuevo Comienzo

Llega el día en que tenemos que comenzar de nuevo. Comienzan las clases, los niños a la escuela, los jóvenes a la universidad. Comienza el “corre-corre.” Comienza la prisa a ejercer su liderato. Los gastos aumentan, los horarios se trastornan nuevamente, los alimentos, la ropa, los uniformes, el dinero, las responsabilidades; todo comienza a tomar otro giro, otro color, otro sabor. Es una rutina anual. Pero, en agosto, con el calor, con las deudas acumuladas del verano, el peso se torna traumático.

Sin embargo, todo este trajín, toda esta carga emocional, financiera, física, toma un significado extraordinario si colocamos nuestra mirada en la meta, en el blanco, en el objetivo: ser educado, ser transformado. Al final de este esfuerzo hay una recompensa. Saber que todo lo hacemos para que nuestros hijos o nosotros mismos logremos nuestras metas académicas que nos preparen para una mejor calidad de vida. Nuestros hijos crecerán, serán educados y desarrollarán su personalidad a plenitud. ¡Qué maravilla! ¡Aleluya!

¿Cuántas veces nos olvidamos del resultado final en el camino?

¿Cuántas veces perdemos de vista que “al final del túnel” hay luz?

¿Cuántas veces se nos olvida que todo este esfuerzo tiene una consecuencia positiva?

Además, siempre está DIOS, ahí. Además, está Su Presencia Prometida. DIOS no nos abandona, ni aun “en el día malo.” DIOS no nos abandona ni en “la noche oscura del alma.” No nos abandona “ni de noche, ni de día.”

Hay momentos en los cuales perdemos la visión y debemos depender de La Luz Iluminadora del Espíritu Santo de DIOS para que nos guíe. Por eso es importante cultivar una relación íntima con DIOS. Por eso nos conviene estar “conectados” con DIOS.

¿Recuerdan lo que les dije el domingo pasado? El conocimiento se adquiere y se desarrolla. La inteligencia nos permite entender el conocimiento, pero solo la sabiduría nos concede el privilegio de aplicar correctamente lo aprendido. Por esa razón nosotros no podemos darnos el lujo de perder la visión que nos ha dado DIOS para SABER que DIOS está con nosotros en todo momento. “Si DIOS es por nosotros, ¿Quién contra nosotros?”

Adquiramos sabiduría y no solo conocimientos. Dice la Escritura que “el principio de la sabiduría es el temor de DIOS.” (Prov. 1:7.) Procuremos entender que nuestra preparación académica es importante, pero nuestra búsqueda de la sabiduría es vital. Cuando perdemos esta visión, perdemos la oportunidad de aprender a saber que lo importante no es graduarse, ni obtener un diploma; lo importante es lograr obtener sabiduría para utilizar y aplicar los conocimientos sabiamente en el mundo que nos ha tocado vivir.

Por eso, es importante saber que el proceso mediante el cual logramos obtener los conocimientos es importante para el desarrollo de nuestra vida. Se aprende en el proceso. Se aprende mientras se gatea; mientras se camina; en la preparación; en la escuela o institución. Se aprende a tratarse con amabilidad, a pesar de la prisa, el calor, las frustraciones. Se aprende en la tarde, en la mañana, en la noche. Todo el tiempo estamos aprendiendo. Amados y amadas en el Señor: les hablo como Pastor. Procuremos que este “retorno a la escuela” sea una oportunidad para reflexionar sobre la importancia del aprender sabiduría, no solo conocimientos. Aprovechemos esta oportunidad que DIOS nos concede para hacer de este proceso uno de provecho para toda la familia y la comunidad. Además, está DIOS, ahí. Siempre dispuesto a bendecirnos, a acompañarnos y a guiarnos por El Camino de la Verdad y la Sabiduría. “El que esté falto de sabiduría, pídala a DIOS, quien la da abundantemente y sin reproches” (Santiago 1:5.) No dejemos de traer a los niños a la Casa de Su Padre Celestial. Ellos necesitan aprender a saber que DIOS siempre está con ellos. Si no les enseñamos ahora, después nos lamentaremos. Aprovechemos, pues, esta oportunidad que nos concede DIOS de practicar nuestra fe en Jesucristo.

Procuremos la sabiduría.

AMOR EN LA LATITA DE LECHE

Dos hermanitos, vestidos con harapos, uno de cinco años y el otro de diez, iban pidiendo un poco de comida por las casas del barrio. Estaban hambrientos. -"Vayan a trabajar y no molesten", se oía detrás de una puerta; "¡Aquí no hay nada!", decía otro. Las múltiples frustradas entristecían a los chicos. Por fin, una señora, muy atenta, les dijo: -"Voy a ver si tengo algo para ustedes, ¡pobrecitos!" Y volvió con una latita de leche.

¡Qué fiesta! Los dos se sentaron en la acera. El más pequeño le dijo al de diez años: “Tú eres el mayor, toma tu primero" y lo miraba con sus dientes blancos, con la boca medio abierta, relamiéndose.

Yo contemplaba la escena como un tonto. ¡Si vieran al mayor, mirando de reojo al pequeñito! Se llevaba la lata a la boca, hacía de cuenta que bebía y apretaba fuerte los labios, para que no le entrara ni una sola gota de leche. Después, extendía la lata y le decía al hermano: "Ahora es tu turno; pero toma solo un poquito." Y el hermanito, daba un trago y exclamaba: -"¡Qué rica!” "Ahora yo," decía el mayor y se llevaba a la boca la latita, ya medio vacía, pero no bebía nada. "Ahora tu,” “Ahora yo,” “Ahora tu,” “Ahora yo."

Después de tres, cuatro, cinco o seis tragos, el menorcito, de cabello ondulado, barrigoncito, con la camisa por fuera, se acabó toda la leche... él solito.

Esos "ahora tu", "ahora yo", me llenaron los ojos de lágrimas. Y entonces, sucedió algo que me pareció extraordinario: el mayor comenzó a cantar, a bailar, a jugar fútbol con la lata de leche vacía. Estaba radiante, con el estómago vacío, pero con el corazón rebosante de alegría. Saltaba con la naturalidad de quien no hace nada extraordinario o, aún mejor, con la naturalidad de quien está habituado a hacer cosas extraordinarias, sin darles mayor importancia. Ese día al ver a aquél muchacho, comprobé una gran lección: "Quien da, es más feliz que quien recibe." Es así como debemos amar. Sacrificándonos con tanta naturalidad, con tal elegancia, con tal discreción, que los demás ni siquiera puedan agradecernos el servicio que les prestamos. Encontrar felicidad al hacer la vida de alguien un poco mejor, con más gusto de ser vivida, eso es sabiduría de Dios.

Cerca de nosotros, siempre hay alguien que necesita de nuestro hombro, de nuestro consuelo y, aún más, de un poco de nuestra paz.

Vivamos sencillamente dando, sirviendo; para que otros puedan sencillamente vivir, recibir y agradecer. Así nos ayude DIOS.

Cada uno de nosotros tiene sus propias latas. Todos somos latas de leche medio llenas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar cada gota para bendecir a alguien.

Sigamos adelante, DIOS nos ama y nos quiere usar para Su Gloria. Amén.

10 julio 2013

¿Quién es el Prójimo?

Lucas 10:25-37 Traducción en lenguaje actual (TLA) Un extranjero compasivo 25 Un maestro de la Ley se acercó para ver si Jesús podía responder a una pregunta difícil, y le dijo: —Maestro, ¿qué debo hacer para tener la vida eterna? 26 Jesús le respondió: —¿Sabes lo que dicen los libros de la Ley? 27 El maestro de la Ley respondió: —“Ama a tu Dios con todo lo que piensas, con todo lo que vales y con todo lo que eres, y cada uno debe amar a su prójimo como se ama a sí mismo.” 28 —¡Muy bien! —respondió Jesús—. Haz todo eso y tendrás la vida eterna. 29 Pero el maestro de la Ley no quedó satisfecho con la respuesta de Jesús, así que insistió: —¿Y quién es mi prójimo? 30 Entonces Jesús le puso este ejemplo: «Un día, un hombre iba de Jerusalén a Jericó. En el camino lo asaltaron unos ladrones y, después de golpearlo, le robaron todo lo que llevaba y lo dejaron medio muerto. 31 »Por casualidad, por el mismo camino pasaba un sacerdote judío. Al ver a aquel hombre, el sacerdote se hizo a un lado y siguió su camino. 32 Luego pasó por ese lugar otro judío, que ayudaba en el culto del templo; cuando este otro vio al hombre, se hizo a un lado y siguió su camino. 33 »Pero también pasó por allí un extranjero, de la región de Samaria, y al ver a aquel hombre tirado en el suelo, le tuvo compasión. 34 Se acercó, sanó sus heridas con vino y aceite, y le puso vendas. Lo subió sobre su burro, lo llevó a un pequeño hotel y allí lo cuidó. 35 »Al día siguiente, el extranjero le dio dinero al encargado de la posada y le dijo: “Cuídeme bien a este hombre. Si el dinero que le dejo no alcanza para todos los gastos, a mi regreso yo le pagaré lo que falte.”» 36 Jesús terminó el relato y le dijo al maestro de la Ley: —A ver, dime. De los tres hombres que pasaron por el camino, ¿cuál fue el prójimo del que fue maltratado por los ladrones? 37 —El que se preocupó por él y lo cuidó —contestó el maestro de la Ley. Jesús entonces le dijo: —Anda y haz tú lo mismo.

¿Quién es el prójimo?

El prójimo es el que hace misericordia, el que sirve en el nombre del Señor; el que está dispuesto a detenerse, a detener su caravana y atender la necesidad del caído, del herido, del despreciado, del “pequeñito de Dios.” (Mat. 25) El prójimo no es cualquiera. Es el que está dispuesto, voluntariamente y con gozo, a tomar en serio la Palabra de Dios (que es “locura” para los que se pierden) y detenerse a sanar al herido; a perdonar; a bendecir, a amar; como lo han hecho con él. Juzgar es fácil, detenerse a perdonar, sanar y amar es difícil.

Amar a los amigos y familiares a veces es fácil; amar a los enemigos es difícil. Pero ¿saben que? La culpa la tiene Dios. Él fue el que comenzó esté revolú de perdonar. Fue iniciativa de Él; Él se lo inventó. Él lo hizo primero... ¡Él fue el primer prójimo! y nos invita a seguirlo y hacer lo mismo.

No me sigan a mí, sigan a Jesús. (“Don’t follow me, follow Jesús”.) Él extendió sus brazos y murió por nosotros: fue nuestro prójimo y nos invita hoy a participar juntamente con Él en Su Mesa, en donde él selló, firmó, el pacto: Mi vida pongo, Mi cuerpo y mi sangre: para perdonar pecados y reconciliar al mundo con Dios. Cántico: Si tu quieres sentir el Espíritu manifestado, olvídate del problema y sé prójimo para aquel que esta a tu lado.

Alaba al Señor con tus brazos, corazón, mente, puertas y ojos. Habla bien de Dios: haciendo lo que Dios manda: O.B.D.C. No trates de oír a Dios por un lado y al enemigo por el otro oído. ¡Tápale tu oído al diablo! y solo escucha a Dios. No inventes excusas, “razones”, argumentos. Tírate al ruedo, tírate al medio, ¡Atrévete a Ser libre! ¿Tu sabes quién té estará esperando al otro lado de la esclavitud, del resentimiento, del odio, de la amargura? ¡Se llama, Jesús!

EL PASTOR PERSONAL.

El que dice: ”Mi vara y mi cayado te infundirán aliento aunque estés en el valle de la sombra, de la desolación, de la tristeza y de muerte.” El que dice: “No te dejaré, ni te desamparé.” El que dice: “Nada, ni nadie los podrá separar de mi amor.” El que dice: “Yo estaré contigo hasta el final.” El que dice: “Yo enviaré otro consolador.”

El no murió y se olvidó de nosotros: ¡No! ¡Él está Presente! Él sigue siendo el primer y mejor prójimo que tenemos. Él camina con nosotros para ayudarnos, para que podamos contar con Él. (Yo cuento con mi Cristo por la mañana al despertar, cuento con mi Cristo en la tarde al caminar, cuento con mi Cristo por la noche al descansar, Paso a Paso con mi Cristo...”) Porque me estoy encariñando con Él.

Hermanos y hermanas: Ser prójimo es una bendición que Dios nos concede. Hay que ejercitar la fe para poder vencer al enemigo con todas sus artimañas y maquinaciones. (No sé cuánto tiempo duraré aquí, pero yo quiero ser el prójimo de ustedes porque Dios me dio a su hijo, Jesucristo, como ejemplo, modelo, de lo que debe ser un prójimo.) Hermanos: la fe hay que ejercitarla. Hay que ser del ejército de la Fe; la “Iglesia-Prójimo”, la Iglesia del Amor de Dios. “Alimenta tu fe y no quedará espacio para tus dudas” (“Dale de comer a tu fe y se morirán de hambre tus dudas.”) Los voy a retar hasta que no me aguanten. Yo no me inventé eso de ser Iglesia de Puertas Abiertas, corazones abiertos, brazos abiertos y mentes abiertas. ¡Eso fue Dios! Si ustedes quieren un Pastor perfecto, ejerciten la Fe y sigan el ejemplo de Cristo. ¡Él es el Buen Pastor! Honremos a los que nos han precedido, a los que nos ha enseñado y mostrado su fe y sigamos su ejemplo: la nube de Testigos.

El prójimo no es el objeto de la historia, es el sujeto. El prójimo no fue el que recibió misericordia, fue el que fue movido a misericordia. No Seamos pasivos, esperando que nos den, que nos pidan perdón. Seamos pro-activos, valientes y dejemos que Dios nos mueva a Misericordia.

¿Recuerdan la Anécdota del jovencito admirando el carro nuevo? “Me lo regaló mi hermano.” “¡Wow!” Dijo el jovencito. “Ya sé lo que estas pensando”, dijo el dueño del carro, “Si yo tuviera un hermano así.” --“No,” respondió el jovencito, “lo que pienso es si yo pudiera ser un hermano así.”

Seamos prójimo hoy. El mayor de los prójimos nos invita, nos llama. Vengamos voluntariamente.

Para los hermanos mayores: Tengan cuidado a quién están oyendo y a quién le están creyendo. No podemos tener doble ánimo. La Palabra es clara: Dios ordena; nosotros obedecemos. No tratemos de usar estrategias foráneas, extrañas al Reino de Dios, Reino de la luz, para apagar el fuego del altar. El fuego está encendido, la fiesta comenzó y si los invitados no vienen, Dios traerá a otros.

No se dejen engatusar: No peleen por mí, yo ya sufrí esta decepción, peleen por su salvación; que yo pelearé por la mía. Cuando se seque el cariño, Dios me moverá: Él es mi Buen Pastor, Un Pastor Personal.

Amen a Dios y obedézcanle ciegamente: Ésta es Su Iglesia, Su obra. Nosotros solo somos siervos de Él. (¡Casi Na!) ¿Qué dice el Señor? ¿Qué amemos? Pues, como hijos, siervos y discípulos obedientes, vamos a amar. ¿Que perdonemos? Pues vamos a perdonar, etc. ¿Amén? Si algo sale mal, eso no es problema suyo, sino del que lo ordenó a amar, a perdonar, a bendecir y a hacer misericordia. ¡A Él sea la Gloria!

Aquí hay gente y personas mucho más inteligentes, mansos, humildes, buenos que yo. ¡Pero ninguno ama a Dios más que yo! (Quizás igual, pero no más.)

25 marzo 2013

Pasión y Compasión

Hay que tener pasión por Cristo y compasión por la gente. 

23 marzo 2010

El Esperar en el Señor

Todos nosotros en algún momento de nuestra vida, hemos esperado por algo o para algo. Por ejemplo, cuando vamos al banco a depositar, retirar o pagar, tenemos que hacer una larga fila y esperar. Para hacer compras del mismo modo tenemos que hacer una muy larga fila y seguir esperando. Los que trabajamos en empresa privada tenemos que esperar una, dos y hasta un mes para cobrar. Aún cuando vamos a un hospital tenemos que esperar para que nos atienda, a excepción que hubiera alguna emergencia. El esperar, ya es algo normal. Sin embargo, todavía no nos acostumbramos a ello, eso lo podemos ver a diario cuando estamos esperando en un semáforo y cambia la luz a verde el chofer de atrás parece que tiene un censor automático, que hace sonar la bocina inmediatamente. Si no avanzas, empiezan las palabras soeces a salir de muchas bocas de conductores desesperados y apurados por pasar.
El Esperar en el Señor para muchos cristianos se podría comparar con nuestra vida diaria. En muchas ocasiones pasamos por momentos difíciles, le comunicamos a nuestro Dios nuestra situación y cuando no tenemos la respuesta de inmediato nos desesperamos, estamos tan cargados con el problema que no podemos esperar lo que Dios nos quiere decir, lo queremos ahora y comenzamos a tomar acción por nuestra cuenta. Eso provoca en muchas ocasiones complicar las cosas. Por eso hermano(a) hay que ser pacientes y entender que Dios tiene un propósito con tu vida. El momento es de Dios, Ėl tiene sobre todo, el control de todas las cosas. En la Biblia (Juan 5:5-8) hubo un hombre que estaba paralítico por treinta y ocho años, estaba cerca de un pozo esperando que un ángel removiera las aguas para sanarse, pero nadie lo ayudaba. Hasta que llegó Jesús y le dijo: ¿quieres ser sano?.

Espera a Jesús, que él conoce tu necesidad, no te impacientes, confía en sus promesas y podrás gozar de las bendiciones que tiene preparadas para ti. El salmo 40:1-2 nos confirma claramente cuando esperamos en él. Y nos dice: Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Cuando esperamos en el Señor, tenemos paz, porque descansamos en él y nos fortalecemos en fe. Aunque de momento no vemos lo que pedimos pero descansamos en Cristo Jesús. Hebreo 11:1 dice: Es, pues la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. No se ve todavía pero está ahí. Es cuestión de creerlo de aceptarlo. Dios te lo revelará en su momento, porque cuando pasan estas cosas estamos aprendiendo, estamos creciendo, estamos madurando.

19 febrero 2010

El Éxito

Escrito por Hno. Ubaldo Colon-Hernandez

En una encuesta que hice a un grupo de compañeros de trabajo sobre que significa para ellos el Éxito, obtuve las siguientes respuestas: El éxito para mí es lograr lo anhelado; poder terminar mis estudios universitarios; adquirir un mejor trabajo; tener dinero para gastar; triunfar en la vida. Para la gran mayoría de nosotros de una forma u otra esas respuestas podrían ser correctas. Y ¿porque no? la definición de la palabra éxito según el diccionario de la real academia española es: 1- Resultado feliz de un negocio, actuación, etc. 2- Buena aceptación que tiene alguien o algo. 3- Fin o terminación de un negocio o asunto.

Muchos cristianos podríamos actuar igual cuando pensamos en el éxito como una oportunidad de crecimiento. Soñamos tener o construir nuestras iglesias en catedrales y llenarlas de muchas personas, ver prosperar las iglesias con todos los adelantos tecnológicos para una mejor proyección del mensaje de la palabra de Dios y por supuesto un equipo bien sofisticado de sonido para que la adoración a Dios se escuche más agradable. Por supuesto un equipo que tenga tantos botones, aunque apenas se use el diez o el quince por ciento de ellos, pero de todos modos lucirá muy bien esa consola.

No quiero criticar para nada esos sueños, al contrario, desearía que todas las iglesias pudieran tenerlos. Pero por favor lean detenidamente este ejemplo: 11 Este relato fue narrado por el DR. Iván Álvarez Acosta, Psicólogo Clínico

A un hombre que pasaba por una ciudad sin muchas leyes favorables para él, se le acusó de alteración a la paz, se le acusaba también de engañar a los ciudadanos por los comentarios que decía y por quitarle el sustento a unos comerciantes. El hombre fue encarcelado y como no había mucha ley en el pueblo, los alguaciles lo torturaron pegándole en el rostro, azotándole y rasgándole toda la ropa en una forma despiadada. Luego fue llevado a la parte más obscura, mal oliente y tenebrosa de la cárcel. Esto, ¿ es éxito? Pienso que podría escandalizar a muchos con esta pregunta. Pero, la Biblia nos dice en Hechos de los Apóstoles capítulo 16.versículo 16-24: Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. 18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora. 19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; 20 y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. 22 Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. 23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.

Un ejemplo mas acertado de un cristiano exitoso lo es el Apóstol Pablo quien en sus escritos nos dejó un gran legado de vivencia espiritual, pero muchas veces olvidamos que para ser exitoso en los caminos del Señor tenemos que ver las cosas espiritualmente donde se antepone el sacrificio, el trabajo y sobre todo la humildad. El apóstol, a pesar de todo lo que padeció tuvo éxito porque más adelante nos dice la palabra de Dios que hasta el carcelero con toda su familia se convirtió a Cristo, el trabajo de Pablo consistía en predicar el evangelio y que las personas se convirtieran al Señor, ese fúe su objetivo, ese fue su éxito. Nosotros tenemos un llamado, tenemos una comisión, llevar el mensaje del evangelio a las vidas que no le conocen, él hacerlo podría ser para unos cuesta arriba porque a veces hay que dejarlo todo sin esperar nada a cambio. Jesús dijo: en Marcos 10:21: Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: una cosa té falta anda vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. ¿Estamos dispuestos a seguirle? ¿Queremos ser exitosos en lo secular o en lo espiritual?

Un cristiano exitoso para mí es aquel que, anda y actúa en la perfecta voluntad de Dios y eso querido hermano el Espíritu Santo te lo mostrará.

El Exito

Escrito por Ubaldo Colon-Hernandez

En una encuesta que hice a un grupo de compañeros de trabajo sobre que significa para ellos el Éxito, obtuve las siguientes respuestas: El éxito para mí es lograr lo anhelado; poder terminar mis estudios universitarios; adquirir un mejor trabajo; tener dinero para gastar; triunfar en la vida. Para la gran mayoría de nosotros de una forma u otra esas respuestas podrían ser correctas. Y ¿porque no? la definición de la palabra éxito según el diccionario de la real academia española es: 1- Resultado feliz de un negocio, actuación, etc. 2- Buena aceptación que tiene alguien o algo. 3- Fin o terminación de un negocio o asunto.
Muchos cristianos podríamos actuar igual cuando pensamos en el éxito como una oportunidad de crecimiento. Soñamos tener o construir nuestras iglesias en catedrales y llenarlas de muchas personas, ver prosperar las iglesias con todos los adelantos tecnológicos para una mejor proyección del mensaje de la palabra de Dios y por supuesto un equipo bien sofisticado de sonido para que la adoración a Dios se escuche más agradable. Por supuesto un equipo que tenga tantos botones, aunque apenas se use el diez o el quince por ciento de ellos, pero de todos modos lucirá muy bien esa consola.
No quiero criticar para nada esos sueños, al contrario, desearía que todas las iglesias pudieran tenerlos. Pero por favor lean detenidamente este ejemplo: 11 Este relato fue narrado por el DR. Iván Álvarez Acosta, Psicólogo Clínico
A un hombre que pasaba por una ciudad sin muchas leyes favorables para él, se le acusó de alteración a la paz, se le acusaba también de engañar a los ciudadanos por los comentarios que decía y por quitarle el sustento a unos comerciantes. El hombre fue encarcelado y como no había mucha ley en el pueblo, los alguaciles lo torturaron pegándole en el rostro, azotándole y rasgándole toda la ropa en una forma despiadada. Luego fue llevado a la parte más obscura, mal oliente y tenebrosa de la cárcel. Esto, ¿ es éxito? Pienso que podría escandalizar a muchos con esta pregunta. Pero, la Biblia nos dice en Hechos de los Apóstoles capítulo 16.versículo 16-24: Aconteció que mientras íbamos a la oración, nos salió al encuentro una muchacha que tenía espíritu de adivinación, la cual daba gran ganancia a sus amos, adivinando. 17 Esta, siguiendo a Pablo y a nosotros, daba voces, diciendo: Estos hombres son siervos del Dios Altísimo, quienes os anuncian el camino de salvación. 18 Y esto lo hacía por muchos días; mas desagradando a Pablo, éste se volvió y dijo al espíritu: Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. Y salió en aquella misma hora. 19 Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia, prendieron a Pablo y a Silas, y los trajeron al foro, ante las autoridades; 20 y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad, 21 y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. 22 Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. 23 Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. 24 El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo.
Un ejemplo mas acertado de un cristiano exitoso lo es el Apóstol Pablo quien en sus escritos nos dejó un gran legado de vivencia espiritual, pero muchas veces olvidamos que para ser exitoso en los caminos del Señor tenemos que ver las cosas espiritualmente donde se antepone el sacrificio, el trabajo y sobre todo la humildad. El apóstol, a pesar de todo lo que padeció tuvo éxito porque más adelante nos dice la palabra de Dios que hasta el carcelero con toda su familia se convirtió a Cristo, el trabajo de Pablo consistía en predicar el evangelio y que las personas se convirtieran al Señor, ese fúe su objetivo, ese fue su éxito. Nosotros tenemos un llamado, tenemos una comisión, llevar el mensaje del evangelio a las vidas que no le conocen, él hacerlo podría ser para unos cuesta arriba porque a veces hay que dejarlo todo sin esperar nada a cambio. Jesús dijo: en Marcos 10:21: Entonces Jesús, mirándole, le amó, y le dijo: una cosa té falta anda vende todo lo que tienes, y dalo a los pobres, y tendrás tesoros en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz. ¿Estamos dispuestos a seguirle? ¿Queremos ser exitosos en lo secular o en lo espiritual?
Un cristiano exitoso para mí es aquel que, anda y actúa en la perfecta voluntad de Dios y eso querido hermano el Espíritu Santo te lo mostrará.

11 diciembre 2009

Sobre la Experiencia

“Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y
ésta es la victoria que ha vencido al mundo: nuestra fe.” (1ra Juan 5:4)

Earl Reum ha escrito estas inspiradoras palabras acerca de la experiencia:
1. Te deseo que aprendas lo que se siente cuando se “corre” con todo el corazón, y se pierde miserablemente la carrera.
2. Te deseo que puedas lograr un gran bien para la humanidad, pero que nadie lo sepa excepto tú (y Dios).
3. Te deseo que encuentres algo tan valioso como para considerarlo digno de investigarlo toda tu vida.
4. Deseo que te sientas lo suficientemente frustrado(a) y presionado(a) como para empujar las barreras de tus limitaciones personales (hasta el final.)
5. Espero que cometas un error estúpido y te atrapen con las manos en la masa y que tengas la suficiente grandeza para decir: “Estaba equivocado(a).”
6. Espero que des tanto de ti mismo que algunos días te preguntes si vale la pena todo el esfuerzo.
7. Te deseo una magnifica pasión que te de una razón para vivir y un propósito y dirección a tu vida.
8. Deseo para ti lo peor de cada cosa que hagas porque eso hace que luches para llegar más allá de lo que normalmente llegarías.
9. Te deseo la experiencia del liderazgo.
(Tomado del poema de Earl Reum, citado en “Speakers Sourcebook” por Glenn Van Ekeren, (Prentice-Hall, 1988, P. 243.) (Adaptado por Juan G. Feliciano.)
“Lo que afecta a la persona no es lo que le pasa (sus experiencias), sino lo que la persona piensa y hace con lo que le pasa.” (Heráclito de Éfeso.)

17 octubre 2009

La Herencia o Bagaje Cultural que afecta nuestra Acción Cristiana

Quiero compartirles una historia personal que considero ayuda a explicar nuestra falta de efectividad al momento de plantear cambios en los modelos, los paradigmas, de las estructuras organizativas de la Iglesia. Les confieso que puedo estar terriblemente equivocado. Les confieso que no tengo ningún interés personal, ni de lograr “fama” o prestigio, ni, mucho menos, menoscabar la fama o prestigio de ninguna persona nacida o por nacer.

Por largos años fui estudiante del devenir histórico de Puerto Rico. En mi interés por conocer los antepasados, la existencia heredada, las condiciones presentes y las posibilidades futuras, dediqué largas horas, días, años y esfuerzos al estudio de la historia de Puerto Rico. Una de las áreas de mayor interés fue entender por qué existía tanta disparidad, diferencia, entre el proceso de desarrollo social de Puerto Rico (y, en esencia, de toda América Latina) con respecto al desarrollo social del Norte América.

En el proceso de estudiar este fenómeno, que se ha utilizado para deshonrar y humillar nuestra nacionalidad, descubrí que existe una teoría que ayuda, en parte, a explicarlo. Es la teoría de Stanley & Stanley, dos historiadores británicos que se dieron a la tarea de encontrar explicaciones al mismo problema.
Según esta teoría, la disparidad se debe, en parte, a “la herencia colonial.” Mientras Norteamérica fue colonizada por la Gran Bretaña, cuna de la revolución industrial y el desarrollo del capitalismo; Suramérica (a excepción de Brasil), fue colonizada por el imperio decadente, retrogrado, de la monarquía moribunda de los Reinos de Castilla y Aragón (a los cuales les tomaría otros dos siglos en advenir al Renacimiento y llamarse finalmente “España”.)
Este imperio decadente mantuvo a sus colonias en ultramar por cuatros siglos (en el caso de Cuba y Puerto Rico) con el único sistema administrativo posible: “la centralización.” España tenía que mantener control de todo lo que entraba y salía de sus colonias. Para lograrlo, desarrolló un sistema que dependía de la confianza en la persona, el individuo, que se colocaba a cargo del gobierno y sus instituciones. Algunos de estos cargos fueron vendidos y algunos eran “de por vida” (vitalicios). Algunos cargos eran hereditarios, se podían pasar de padres a hijos. De esta manera se mantenía un control extraordinario.
Otra manera de mantener este tipo de control lo fue la creación del sistema de sellos notariales y sellos de rentas internas. Todavía hoy se practica que, para darle oficialidad a un documento o transacción, haya que “comprar” un sello. Un resultado evidente de este sistema de gobierno y de administración “a ultramar” fue la “personificación” del oficio público y el control.
La herencia colonial española nos legó una impresión equivocada de lo que significa “el cargo público.” Realizar una buena labor en la gestión pública representaba un logro personal, es decir, de “la persona.” De ahí que toda persona que se involucra en un cargo público, piense que lo importante es “quedar bien”. Es decir, “es cuestión de imagen.” Si la gestión resulta insuficiente o mediocre, la persona “el líder” queda desprestigiado y desprovisto de ninguna oportunidad de aprender a hacerlo mejor.
Algo similar ocurre con las instituciones no-gubernamentales, no-públicas. Hemos copiado el sistema público para exaltar al ser humano y no la gestión “pública” (que de por sí implica a un grupo de personas.) Al centralizar la atención en “el individuo”, la persona, hemos perdido la oportunidad de replicar los estilos que pudieron haber dado resultado, por aquello del “qué dirán”; de que “lo hizo igual que fulano.”
Vivimos en un sistema de valores que se ha colocado al revés del Reino de DIOS. Cuando se supone que sirvamos, exigimos beneplácito y fama, reconocimiento y reverencia. Cuando se supone que formemos un “Equipo de Cristo” para dar testimonio de que ÉL nos invita a regresar a la casa, al hogar paternal; nos comportamos como “hermanos mayores.” Cuando se espera que allanemos, enderecemos, preparemos el Camino para que todos y todas se puedan encontrar con el Padre regresando a casa, nos comportamos como capataces y “alter-egos,” “jefecitos,” como “dueños de la casa.”
Debemos aprender del Siervo Sufriente, Cristo. Su efectividad no dependió de quiénes dirigían, de quiénes trabajaban como líderes religiosos, sino de servir. Su efectividad recae, todavía hoy, en el hecho de que EL quiere que todos y todas sus discípulos seamos del “Equipo de Cristo” y lo que desea es que los demás experimenten lo que nosotros y nosotras hemos experimentado. Para eso vino Jesús, para mostrarnos, con su ejemplo de SERVICIO, El Camino de regreso a la Casa de Papá. Sublime Gracia que me alcanzó...en el Camino...
Nadie se llame a engaño: si queremos crecer en el Reino de DIOS tenemos que servir, servir, servir. Recuerde: “hay personas que no viven para servir y, por lo tanto, no sirven ni para vivir.” “El que sirve, sirve y el que no, no sirve.” Si Jesús mismo dice que no vino para ser servido, sino para servir, ¿Cómo pues pretendemos nosotros convertir a los demás y hasta a DIOS mismo en siervos nuestros? Es al revés: tenemos que servir a los demás, y haciendo esto, servimos a DIOS. ¿Amén? ¡Amén!
Pastor Juan G. Feliciano-Valera