05 marzo 2008

Reflexión: “Iluminados PARA iluminar”

Rev. Dr. Juan G. Feliciano-Valera
Textos: Salmo 23; 1 Sam. 16:1-13; Efe. 5:8-14; Juan 9:1-41 (DHH)

INTRODUCCIÓN: Repito las palabras de exhortación del Apóstol Pablo: (Efe. 5:8-14): 8Ustedes antes vivían en la oscuridad, pero ahora, por estar unidos al Señor, viven en la luz. Pórtense como quienes pertenecen a la luz, 9pues la luz produce toda una cosecha de bondad, rectitud y verdad. {iluminados PARA iluminar} 10Examinen siempre qué es lo que agrada al Señor. 11No compartan la conducta estéril de los que son de la oscuridad; más bien sáquenla a la luz. 12Pues hasta vergüenza da hablar de lo que ellos hacen en secreto; 13pero cuando todas las cosas son puestas al descubierto por la luz, quedan en claro, 14porque todo lo que se deja poner en claro, participa de la luz. Por eso se dice: “Despierta, tú que duermes; levántate de entre los muertos, y Cristo te alumbrará.” (DHH)
Por lo tanto, podemos afirmar que fuimos unidos al Señor, PARA vivir en la luz; despertados PARA ser alumbrados por CRISTO y alumbrar a los demás con la Luz de CRISTO. Como he dicho otras tantas veces, hemos sido iluminados PARA iluminar; ungidos PARA servir; bendecidos PARA bendecir; amados PARA amar; perdonados PARA perdonar; acompañados PARA acompañar; consolados PARA consolar; alentados PARA alentar; alimentados PARA alimentar {DIOS prepara un banquete para nosotros(as) PARA que lo compartamos con los demás}. Hemos sido animados PARA animar; perfumados PARA perfumar con el suave aroma de CRISTO; recibimos misericordia y justicia de DIOS PARA ofrecer misericordia y justicia de DIOS a los demás. ¿Alguien puede decir Amén?
DIOS tiene un propósito con todo lo que hace en nosotros(as) y por nosotros(as). ¿Amén? Algunas veces creemos que nos merecemos todo, que recibimos las bendiciones de DIOS para quedarnos con ellas. A veces se nos olvida PARA QUÉ tenemos la voz, los oídos, los ojos, los pies, las manos, la unción del ESPÍRITU SANTO, los dones de palabra, enseñanza, de la administración. A veces se nos olvida para qué tenemos los talentos musicales, los talentos agrícolas, los talentos del sonido, la habilidad manual, los talentos del discernimiento espiritual o del conocimiento de la ciencia o la filosofía. A veces se nos olvida para qué fue que DIOS nos enseñó a cocinar, a cuidar personas, a guiar, a coser, a hablar, etc. Todo lo que tenemos y sabemos, lo hemos recibido de La Mano de DIOS y TODO tiene un propósito divino, un propósito de DIOS PARA BENDECIR a los demás. Repito: Somos Ungidos para servir; bendecidos para bendecir; amados para amar; perdonados para perdonar; acompañados para acompañar; consolados para consolar; alentados para alentar; animados para animar; perfumados para perfumar con el suave aroma de CRISTO; recibimos misericordia y justicia de DIOS para ofrecer misericordia y justicia de DIOS a los demás.
La diferencia, entre los que tienen todos estos dones y talentos en “el mundo” y nosotros(as), hijos e hijas de DIOS, lavados con la Sangre Preciosa del Cordero de DIOS, es que nosotros hemos aprendido que “más bienaventurada cosa es dar, que recibir.” {REPETIR} Dicho de otra forma, hemos aprendido que es “mejor es dar que recibir,” porque dando es como se recibe. Lo que sembramos, eso cosechamos. Si uno tiene un talento y lo invierte en hacer las buenas obras que DIOS preparó de antemano para que las pongamos en acción, entonces, y solo entonces, recibiremos el ciento por uno; es decir, recibiremos bendiciones hasta que sobreabunden.
¡Qué difícil me la pone DIOS a veces! Predicar sobre estos textos no es fácil. Ustedes conocen estos textos de memoria, los han estudiado muchas veces, han escuchados cientos de sermones basados en estos textos. ¿Qué puedo yo añadir?
No crean que por eso yo vaya a rehuir a mi responsabilidad de traer el mensaje de DIOS. A fin de cuentas, cuando DIOS me envió aquí, me hizo “atalaya” y profeta suyo; me envió aquí con el propósito de advertirles del peligro, de sonar la trompeta y avisarles del peligro que acecha y de la salvación que se encuentra en Jesús. Me envió PARA despertarlos a la realidad del Reino que DIOS espera que vivamos AQUÍ Y AHORA. ¿Amén? ¡Amén! Eso trataré de hacer hasta que DIOS me lo permita.
No crean que yo estoy solo, ni que lo que yo digo desde aquí me lo invento yo. DIOS guía, cuida, bendice, unge a su pueblo, a sus atalayas, a sus profetas, a sus pastores, a sus siervos y siervas para que hagamos Su Voluntad; para que cumplamos con Su Propósito. Veamos cómo lo hace DIOS.
EXÉGESIS
1. Primero; el término “Ungido” viene de la palabra en hebreo, “el Mesías,” que en griego es “el CRISTO.” Este término expresa el sentido de aquel o aquella que es enviado, con una autoridad delegada por DIOS a realizar una tarea importante. En la Biblia, los profetas, sacerdotes, reyes y apóstoles eran usualmente ungidos para convertirse en representantes de la acción transformadora de DIOS en el mundo. Es decir, recibían la autoridad delegada por DIOS, “La Vara de DIOS.” Los discípulos de JESUCRISTO también son ungidos y ungidas para realizar la Gran Comisión que nos dejó el Señor. ¿Algún Amén? ¿Recuerdan en Lucas 24:49 las órdenes que JESÚS les dio a sus discípulos? “Ustedes quédense en Jerusalén hasta que sean investidos del PODER que viene de Lo Alto.” (...”ustedes deben dar testimonio de estas cosas. 49Y yo enviaré sobre ustedes lo que mi Padre prometió. Pero ustedes quédense aquí, en la ciudad de Jerusalén, hasta que reciban el poder que viene del cielo.” DHH) Cada uno de nosotros, que le ha creído a DIOS, que ha obedecido a DIOS, que ha procurado la unción de DIOS, ha recibido esa autoridad delegada, esa VARA DE DIOS, esa unción de DIOS que es el poder del ESPÍRITU SANTO. ¿Algún Amén? Claro está, éste es un llamado muy personal, muy privado, muy serio. Es un llamado privativo, es un contrato entre dos personas, DIOS y yo; es un pacto entre DIOS y la persona que acepta Su llamado. ¿Estás tú en Pacto con DIOS? Este Pacto es un asunto muy serio porque no se trata de “bombos y platillos,” no se trata de protagonismo y fama, se trata de una relación íntima, santa, apartada con DIOS. Probablemente, en este siglo posmoderno nadie nos va a reconocer, ni a apreciar, ni a aplaudir; al contrario, probablemente nos van a criticar, a perseguir, etc. ¿Recuerdan lo que JESÚS le dijo a sus discípulos en el Sermón del Monte? (Mt. 5:10-13 y 6:33: 10“Dichosos los perseguidos por hacer lo que es justo, porque de ellos es el reino de los cielos. 11“Dichosos ustedes, cuando la gente los insulte y los maltrate, y cuando por causa mía los ataquen con toda clase de mentiras. 12Alégrense, estén contentos, porque van a recibir un gran premio en el cielo; pues así también persiguieron a los profetas que vivieron antes que ustedes.... 6:33Por lo tanto, pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas.) ¿Amén? No es que me esté quejando de que alguien haya dicho algo sobre mí (al contrario, aquí me aman tanto que me compran zapatos, regalos, trajes, carros, etc…); lo que quiero que ustedes entiendan es que cuando DIOS llama y unge a uno, alguien se va a oponer; alguien va a criticar, alguien se encargará de hacernos la vida imposible, difícil. PERO, lo que no podemos olvidar es Quién nos llama, Quién nos envía, Quién nos manda, Quién nos unge con poder. DIOS jamás nos dejará solos(as), sin acompañarnos. Si EL nos despierta, nos alumbra, nos saca de las tinieblas y de la oscuridad, es PORQUE EL espera hacer algo con nosotros(as). ¿Algún Amén? ¡Amén! ¡Aunque todos nos abandonen y se olviden, DIOS no se olvidará de ti, hija, hijo de DIOS!
2. El mismo salmista David, en el famoso Salmo 23 que leímos, lo establece: 5Me has preparado un banquete ante los ojos de mis enemigos; has vertido perfume en mi cabeza, y has llenado mi copa a rebosar. 6Tu bondad y tu amor me acompañan a lo largo de mis días, y en tu casa, oh Señor, por siempre viviré. Es decir, que a pesar del qué dirán, a pesar de la persecución, la unción y presencia de DIOS seguirá con nosotros todos los días hasta el final, porque hemos sido: Ungidos para servir; bendecidos para bendecir; amados para amar; perdonados para perdonar; acompañados para acompañar; consolados para consolar; alentados para alentar; recibimos misericordia para ofrecer misericordia. ¿Alguien puede decir Amén? La Vara y el Callado del Buen Pastor nos alientan, nos cuidan, nos protegen, nos guían, nos ofrecen confianza y podemos caminar, marchar, servir en el Nombre del Señor, a pesar de los valles oscuros, difíciles; a pesar de los desiertos, las selvas y los animales salvajes que nos encontremos. El Bien y La Misericordia, el Amor y la Gracia, La Bondad y La Justicia, la Unción y el Poder del Señor van siempre con nosotros(as). Por eso podemos decir: “Todo obra para nuestro bien,” porque hemos aprendido a AMAR al Señor con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma y con todas nuestras fuerzas. Y si se nos acaban las fuerzas, seguimos amando al Señor de nuestras vidas con cada suspiro que nos quede. ¿Amén? ¡Amén! ¡Aleluya!
3. Así fue con Samuel. Lo leímos en el texto de hoy. Samuel tenía miedo de que el Rey Saúl lo matara. PERO, DIOS le dijo que fuera, que obedeciera Su Palabra. Es más, DIOS le dio una opción, un “Plan B.” Y Samuel obedeció a DIOS y fue e hizo lo que tenía que hacer, en el Nombre del Señor. Hasta los ancianos de Belén se molestaron y se preocuparon por saber si venía en son de paz el Profeta Samuel. Me imagino a Isaí, cómo se sentiría con la invitación de Samuel. Luego me imagino a los hijos grandes y hermosos, fuertes y musculosos de Isaí cuando Samuel los rechazó. ¿Cómo se sentirían cuando Samuel ungió al más pequeño, al insignificante, al pastorcito David? ¿Qué sentirían cuando vieron a Samuel derramarle el cuerno de aceite sobre David y ungirlo, separarlo, dedicarlo a DIOS como Rey de Israel? ¿Cómo se sentiría David? La vida de David fue transformada por aquel “aparentemente simple” acto de unción. A David no le fue fácil de ahí en adelante. No solo recibió la envidia de sus hermanos mayores, sino del mismo Rey Saúl a quien sirvió. Saúl trató de matar a David en varias ocasiones, PERO cuando le tocó el turno a David de desquitarse, David (como ungido de DIOS) le perdonó la vida a Saúl en varias ocasiones. La UNCIÓN de DIOS no es un juego de religión; no es algo para tomárselo livianamente. Cuando DIOS unge a una persona es para realizar una tarea divina. Una tarea de bendición, y, esto, le traerá conflictos, problemas, dificultades con las fuerzas malignas, los poderes de las tinieblas, la gente que vive apegada a los asuntos del mundo y no a los de DIOS. ¿Amén? ¿Todavía me aman? Yo les amo a ustedes también.
4. Somos ungidos para servir. No hay otro nombramiento mayor que éste: ungido para servir, es decir, un siervo o sierva ungido por DIOS para servir a Dios. David fue ungido para servir. JESÚS fue ungido para servir. Ambos fueron convertidos en instrumentos de bendición, de salvación, de la decisión de DIOS de amarnos, de salvarnos, de restaurarnos, de restituirnos a la condición de hijos e hijas de DIOS. ¡Somos co-herederos, juntamente con CRISTO, del Reino eterno! Somos ungidos por DIOS para cumplir con Sus Propósitos, con Su Obra. Ungidos para servir. Somos, por lo tanto, siervos y siervas del Señor. ¿Amén?
5. Dice el Apóstol San Pablo que somos “hijos de la luz,” para que llevemos luz. Hijos de la luz para que anunciemos las virtudes de Aquel que nos llamó de las tinieblas a Su Luz Admirable. Somos hijos de la Luz para anunciar el Evangelio de Jesucristo. JESÚS mismo se llamó a sí mismo, “la Luz del mundo.” (Juan 9:5) Somos hijos de esa Luz para servir de antorcha que ilumine el camino de otros hacia CRISTO. ¿Estamos sirviendo de antorchas o de mantos oscuros, colocando obstáculos a los demás para que no se acerquen a CRISTO? Una antorcha sin unción, sin aceite, sin combustible, se apaga y no alumbra. Una antorcha apagada no sirve (solo es “decorativa.”) Solo una antorcha que se quema dando luz, sirve para los propósitos para los cuales fue ungida, encendida. ¿Qué escogemos, ser antorchas decorativas (“de mentiritas”) o ser antorchas que se queman sirviendo en el Nombre del Señor?
6. El hombre que había nacido ciego pedía limosna porque su condición le impedía hasta tener familia. Pedía limosna para sostenerse, para comer. PERO, llegó JESÚS (y ¡Cuando JESÚS llega, todo cambia!) JESÚS no perdía una oportunidad para Glorificar el Nombre de DIOS. JESÚS tenía luz, era la luz, estaba ungido, cubierto, empapado de la unción, de la fragancia, del aceite, del combustible de DIOS. Donde quiera que llegaba JESÚS, se notaba su presencia. (¿Y la nuestra, se nota? ¿Para bendición o para maldición?) ¿Se fijan ustedes que el ciego no le pidió nada a JESÚS? Fue JESÚS quien se movió hacia el ciego (¡Fue movido a misericordia, el Señor de La Misericordia!), le ungió los ojos con barro (¡Lodo hecho con saliva del Señor!) y lo envió (le ordenó) lavarse en el pozo de Siloé. El ciego obedeció, se sometió a la unción y a la orden de JESÚS, y fue sanado. ¡Aleluya! ¿Cuántos de nosotros anhelamos tener una experiencia así? ¿Aunque sea con la saliva de JESÚS? ¿Aunque sea un acto simbólico? PERO, este acto de obediencia, le devolvió la luz al ciego. Este acto de sumisión, le devolvió la vista al ciego. El ciego fue iluminados PARA iluminar. Este acto de unción representó un cambio, una transformación tan radical en aquel hombre que hasta celebraron un juicio y llamaron testigos, interrogaron a los vecinos, a los padres, al mismo hombre. ¡Algo había acontecido en la vida de aquel hombre que había causado un revuelo, un alboroto, una algarabía! ¡Y llegó JESÚS! ¡Eso fue! ¡Llegó JESÚS a la vida del ciego! El ciego no había cambiado su apariencia física, solo sus ojos ahora estaban abiertos, pero su rostro seguía siendo el mismo. ¿Por qué entonces la gente tenía tanta dificultad en identificarlo? ¿Sería que cuando pasaban lo miraban pero no lo veían, porque era un pobre ciego, considerado pecador (como los que están pidiendo en los semáforos de Ponce, la ciudad de las LETRAS GRANDES)? ¿Sería porque no podían creer que JESÚS tenía la autoridad para abrir los ojos, los oídos, hacer caminar a los paralíticos y los cojos y levantar a los muertos? ¿Sería que la ceguera de ellos era peor que la de aquel pobre hombre? ¿Y la nuestra, cómo será?
LLAMADO: iluminados PARA iluminar. Ungidos para servir; bendecidos para bendecir; amados para amar; perdonados para perdonar; acompañados para acompañar; consolados para consolar; alentados para alentar; recibimos misericordia para ofrecer misericordia.
¿Saben algo, JESÚS ungió al ciego con lo que tenía, barro; lo ungió como estaba, para que aquel hombre pudiera ADORAR a DIOS? En Juan 9:38 dice que: “Entonces el hombre se puso de rodillas delante de Jesús, y le dijo: —Creo, Señor.”
¿Cuántos de los que estamos aquí necesitamos ser sanados de nuestra ceguera espiritual? ¿Cuántos de los que estamos aquí tendremos que decirle al Señor: Señor, yo te creo a Ti, úsame para ser canal de bendición a otras personas?
Nadie se llame a engaño: si queremos crecer en el Reino de DIOS tenemos que servir, servir, servir. Recuerde: “hay personas que no viven para servir y, por lo tanto, no sirven ni para vivir.” “El que sirve, sirve y el que no sirve, no sirve.” Si Jesús mismo dice que no vino para ser servido, sino para servir, ¿Cómo pues pretendemos nosotros(as) convertir a los demás y hasta a DIOS mismo en siervos nuestros? Es al revés: tenemos que servir a los demás, y haciendo esto, servimos a DIOS.
Nos llama el Señor del Servicio a recibir la unción para servir.

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