Periodiquito de la Iglesia Metodista de Puerto Rico "Obispo Corson" en San Antonio, Ponce, Puerto Rico. Somos una Iglesia con los brazos, los corazones, las mentes y las puertas ABIERTAS; tanto para salir a buscar y encontrar a los necesitados, como para recibir a todas las personas que llegan y compartir El Amor y La Gracia de Dios con cada una de ellas.
31 agosto 2009
26 agosto 2009
Un Compromiso Imposible para la Iglesia
1. Meditar diariamente en la vida y las enseñanzas de Jesús, según registradas en La Biblia.
2. Recordar que la Iglesia siempre busca la justicia y la reconciliación, no la victoria sobre los demás.
3. Caminar y hablar con amor, porque Dios es amor.
4. Orar todos los días para que Dios nos use a todos(as) para que los demás puedan ser libres también.
5. Sacrificar mis deseos personales para que los demás puedan ser libres.
6. Seguir todos los días, las reglas básicas de la cortesía, tanto con nuestros amigos, como con nuestros enemigos.
7. Servir regularmente a los demás y al mundo.
8. Abstenerse de la violencia verbal, física y/o emocional.
9. Recordar que soy un miembro del Equipo de Jesucristo, por tal razón, soy solo una parte del todo (El Cuerpo de Cristo.)
10. Recordar que soy una vasija de barro imperfecta y que es una bendición estar en Las Manos del Alfarero que me permite servir en Su Nombre, mientras estoy “en reconstrucción.”
11. Servir con humildad y agradecimiento por la oportunidad de estar en la Iglesia de Jesucristo.
12. Recordar que el Espíritu Santo me llama a tener amor, paciencia, bondad, gentileza y dominio propio en todas las cosas y momentos de mi vida cristiana.
13. Orar para que pueda someterme al Espíritu Santo.
14. Orar para tener la fortaleza y compromiso de ser como Dios quiere y no como yo quiero.
15. Recordar que sólo estoy aquí como un instrumento por medio del cual Dios puede obrar para bendecir y renovar la Iglesia.
16. Recordar que estoy aquí sólo por la gracia de Dios y solamente para que el Espíritu Santo pueda obrar a través de mí, en unión de toda la Iglesia, el Cuerpo de Cristo.
17. Recordar que la Iglesia es el Cuerpo de Cristo y la razón principal de mi presencia, mi servicio, mis contribuciones y mis oraciones.
18. Recordar en todo momento que yo no soy más, ni menos, importante que los demás delante de Dios.
19. Aceptar y obedecer, en todas las cosas de la Iglesia, la autoridad y disciplina bajo la cual sirvo a Dios. No tengo mayor autoridad, ni responsabilidad, que no sea obedecer a Dios y responder al Ministerio del Espíritu Santo.
20. Dar a Dios toda la gloria por cualquier cosa que ocurra en mi vida. Cualquier pasión o emoción que sienta, la expresaré a través de la alabanza gozosa y apasionada a Dios.
Que así me ayude Dios, porque reconozco que solo(a) no puedo hacer nada de esto,
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Firma
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Fecha
(Preparado por el Pastor Juan G. Feliciano para la Iglesia Metodista "Obispo Corson" Ponce, PR)
23 agosto 2009
Sermón: “Dios quiere hacernos familia”
Textos: Salmo 130; 2 Samuel 18:5-9, 15, 31-32; Efesios 4:25-5:2; S. Juan 6:35, 41-51
Sal. 130:1 De lo profundo, Jehová, a ti clamo. 2 Señor, oye mi voz; estén atentos tus oídos a la voz de mi súplica. 3 Jehová, si miras los pecados, ¿quién, Señor, podrá mantenerse? 4 Pero en ti hay perdón, para que seas reverenciado. 5 Esperé yo en Jehová; esperó mi alma, en su palabra he esperado. 6 Mi alma espera en Jehová más que los centinelas la mañana, más que los vigilantes la mañana. 7 Espere Israel en Jehová, porque en Jehová hay misericordia y abundante redención con él. 8 Él redimirá a Israel de todos sus pecados.
2 Samuel 18:5-9, 15, 31-32: 5 El rey dio a Joab, a Abisai y a Itai esta orden: "Tratad benignamente, por amor a mí, al joven Absalón". Y todo el pueblo oyó cuando dio el rey orden acerca de Absalón a todos los capitanes. 6 Salió, pues, el pueblo al campo, contra Israel. La batalla se libró en el bosque de Efraín. 7 Allí cayó el pueblo de Israel ante los siervos de David, y aquel día se hizo allí una gran matanza de veinte mil hombres. 8 La batalla se extendió por todo el territorio, y aquel día el bosque causó más muertes que la espada. 9 Iba Absalón en un mulo y se encontró con los siervos de David. El mulo entró por debajo de las ramas espesas de una gran encina, y se le enredó la cabeza en la encina a Absalón, que quedó suspendido entre el cielo y la tierra; pero el mulo en que iba siguió adelante.2 Sam. 18:15 Luego diez jóvenes escuderos de Joab rodearon a Absalón, lo hirieron y acabaron de matarlo. 2 Sam. 18:31 Llegó luego el etíope, y dijo: “Traigo buenas noticias para mi señor, el rey: hoy Jehová ha librado tu causa de manos de todos los que se habían levantado contra ti.” 32 El rey preguntó entonces al etíope: “¿El joven Absalón está bien?” El etíope respondió: “Que a los enemigos de mi señor les vaya como a aquel joven, y a todos los que se levanten contra ti para mal.”2 Sam. 18:33 Entonces el rey se turbó, subió a la sala que estaba encima de la puerta y lloró. Mientras iba subiendo, decía: "¡Hijo mío Absalón, hijo mío, hijo mío Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar, Absalón, hijo mío, hijo mío!"
Efesios 4:25-5:2 4:25 Por eso, desechando la mentira, hablad verdad cada uno con su prójimo, porque somos miembros los unos de los otros. 26 Airaos, pero no pequéis; no se ponga el sol sobre vuestro enojo, 27 ni deis lugar al diablo. 28 El que robaba, no robe más, sino trabaje, haciendo con sus manos lo que es bueno, para que tenga qué compartir con el que padece necesidad. 29 Ninguna palabra corrompida salga de vuestra boca, sino la que sea buena para la necesaria edificación, a fin de dar gracia a los oyentes. 30 Y no entristezcáis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención. 31 Quítense de vosotros toda amargura, enojo, ira, gritería, maledicencia y toda malicia. 32 Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.5:1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. 2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.
Juan 6:35, 41-51: 6:35 Jesús les respondió: “Yo soy el pan de vida. El que a mí viene nunca tendrá hambre, y el que en mí cree no tendrá sed jamás.”6:41 Murmuraban entonces de él los judíos, porque había dicho: "Yo soy el pan que descendió del cielo", 42 y decían: “Este, ¿no es Jesús el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? ¿Cómo dice ahora: "Del cielo he descendido"?”43 Jesús respondió y les dijo: “No murmuréis entre vosotros.”44 “Nadie puede venir a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae; y yo lo resucitaré en el día final.45 Escrito está en los Profetas: "Y todos serán enseñados por Dios". Así que, todo aquel que oye al Padre y aprende de él, viene a mí.46 No que alguien haya visto al Padre; solo aquel que viene de Dios, ese ha visto al Padre.47 De cierto, de cierto os digo: El que cree en mí tiene vida eterna.48 Yo soy el pan de vida.49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y aun así murieron.50 Este es el pan que desciende del cielo para que no muera quien coma de él.51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo.
INTRODUCCIÓN. Anécdota del Ángel de los Niños.
Cuenta una antigua leyenda que un niño que estaba por nacer, le dijo a Dios:
“Me dicen que me vas a enviar a la Tierra; pero ¿cómo viviré tan pequeño e indefenso como soy?”
A lo que Dios contestó: “Entre muchos ángeles escogí uno para ti, que te está esperando, él te cuidará.”
“Pero dime Señor, aquí en el cielo, no hago más que cantar y sonreír, eso me basta para ser feliz.”
Dios le contestó: “Tu ángel te cantará, te sonreirá todos los días y tú sentirás su amor y serás feliz.”
Y “¿Cómo entender que la gente me hable, si no conozco el extraño idioma que hablan los seres humanos?”
“Tu ángel te dirá las palabras más dulces y más tiernas que puedas escuchar, y con mucha paciencia y cariño te enseñará a hablar.”
Y “¿Qué haré cuando quiera hablar contigo?”
Tu ángel te juntará las manitos y te enseñará a orar.
He oído que en la tierra hay hombres malos, ¿quién me defenderá?
Tu ángel te defenderá aún a costa de su propia vida.
Pero estaré siempre triste porque no te veré más Señor.
Tu ángel te hablará de Mí y te enseñará el camino para que regreses a mi presencia, aunque Yo siempre estaré a tu lado.
En esos instantes, una gran paz reinaba en el cielo pero ya se oían voces terrestres, y el niño presuroso, repetía suavemente: “DIOS mío, ya me voy, dime su nombre ¿Cómo se llama mi ángel? Su nombre no importa, tú le dirás MAMÁ.”
¿Podrá la Iglesia ser una madre así? ¿Podrá la Iglesia ser un ángel así?
¡Que la Iglesia sea una madre y un ángel así! ¿Alguien dice Amén?
Tengo buenas noticias: Estamos viviendo mal nuestras vidas: llenas de angustia, desesperación, ansiedad, depresión, mentiras; vidas egoístas, impuras, llenas de vicios, enojos. No hay que hacer mucho esfuerzo, basta con leer los periódicos, ver los noticiarios, escuchar la radio y veremos un mundo en descomposición. Un mundo que se desperdicia alrededor nuestro. Un mundo convulsionado por las guerras, los terremotos, los suicidios, el alcoholismo, la droga, la corrupción, el terrorismo, la guerra, el conflicto.
PERO (¡Aquí está la Buena Noticia!), DIOS desea que aprendamos a vivir una vida completamente diferente a la que estamos acostumbrados a vivir por nuestra crianza, nuestra cultura y nuestras experiencias humanas.
DIOS nos invita a renunciar a nuestra antigua manera de vivir y a despojarnos de lo que éramos antes de venir a CRISTO. (Efesios 4:32 “Antes sed bondadosos unos con otros, misericordiosos, perdonándoos unos a otros, como Dios también os perdonó a vosotros en Cristo.5:1 Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. 2 Y andad en amor, como también Cristo nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante.”) DIOS nos invita a renovarnos espiritualmente, tomando una nueva naturaleza espiritual, creada a la Imagen y Semejanza del Hijo de DIOS, que está (¡Esto es lo grande!) disponible para cada uno de nosotros(as). Dios quiere que seamos UNA FAMILIA que se lleva, que se trata bien. ¿Amén? ¡Amén!
DIOS desea ver en nosotros(as) un cambio radical. DIOS desea que seamos buenos y compasivos los unos con los otros, y que nos perdonemos mutuamente, como DIOS nos perdonó a nosotros en CRISTO. (“Ah, Pastor, pero es que usted no sabe lo que me hizo fulanito o fulanita. Yo no puedo perdonarlo; es muy terrible: no me saludó, no me miró, no me atendió como yo me merecía, me ofendió, a mi me dijeron que ella dijo que yo...”) Hermanos y hermanas, yo si sé, porque a mi también me han tratado así y yo he tratado así a otros; pero ¿Saben qué?, que así como DIOS me perdonó a mi, así yo TENGO que perdonar a los demás. Yo soy el demás de los demás. Si yo digo que he comido del Pan de Vida que descendió del Cielo y que soy una nueva criatura, un creyente y discípulo de Jesucristo, entonces TENGO que procurar cambiar mi manera de tratar a los demás, para tratarlos como me trata DIOS a mi.
David no deseaba la muerte de su hijo Absalón. Escuchen bien: ¡NO lo deseaba!, aunque Absalón se había alzado contra él. De hecho, ordenó que lo trataran con especial consideración en medio de la guerra (2 Sam. 18:5: “El rey {David} dio a Joab, a
Abisai y a Itai esta orden: "Tratad benignamente, por amor a mí, al joven Absalón".)
Amados(as): este hijo de David había matado a su otro hermano (Amnón) que violó a la hija de David, su hermana, Tamar (2 Sam. 13.) Dice la Escritura que después de violarla (supuestamente porque la amaba tanto), la aborreció. De este incidente sale la frase “Proprium humani ingenii est odisse quem laeseris”, i.e., “Es la naturaleza humana odiar al que uno ha herido.” O en inglés: “It is the property of human nature to hate one whom you have injured.”)
Pero el amor de DIOS, por cada uno y una de sus hijos(as), es idéntico, es incondicional. Así amaba David a sus hijos(as).
Hermanos(as): La Biblia nos narra muchas historias que demuestran que no basta con “ser” del pueblo de DIOS, hay que hacer lo que DIOS manda. ¡No basta con decirlo, hay que hacerlo! No basta con desearlo, hay que hacerlo. No basta con querer amar, hay que amar. No basta con querer perdonar, hay que perdonar. No basta con querer decir la verdad, hay que decirla. No basta con querer respetar, hay que respetar. No basta con querer tener misericordia, hay que tener misericordia. No basta con querer mostrar compasión a los demás, hay que tener compasión con los demás. No podemos jugar con DIOS: ¿O somos o no somos? No hay más opciones. No podemos seguir, aunque nos parezca “correcto,” haciendo lo que nos viene en gana, con la excusa de que así lo hicieron mis padres o así me enseñaron mis mayores, o “así soy yo.” ¡No! No podemos ampararnos en los programas de TV, en los mensajes de la Radio, en los charlatanes que se inventan cada estupidez para engañarnos y apartarnos del Camino, que es CRISTO, Jesús, Señor Nuestro. Nuestra mirada, nuestro ser, todo, es de Jesús, el CRISTO de la Gloria. Con EL, hacia EL, para EL, porque SOLO EL es nuestra razón de vivir. ¿Amén?
La palabra de DIOS, a través del Hermano Pablo nos insta a vivir una vida nueva en CRISTO. Una vida diferente, distinta, un “nacer de nuevo” como decía Jesús. Un Nuevo Nacimiento. Un nacer “de arriba.” Es una invitación radical. ¡Tan fácil que es seguir hablando malas palabras, diciendo mentiras, aplazando el perdón, involucrados en vicios y tramando el mal y el pecado! ¡Parece más fácil hacer esto que hacer el Bien, la Misericordia y el Perdón!
PERO, tengo noticias para ustedes: Jesús es el Pan Vivo, que ha bajado del cielo para darnos vida nueva. Es decir, DIOS se encargó de enviarnos “LO MEJOR” desde el Cielo para que pudiésemos cambiar nuestra vieja manera de ser, actuar, pensar, sentir, decir, sonreír, hacer, etc. ¡DIOS nos envió lo mejor: CRISTO! Amados: porque ¡Sin Cristo, NADA podemos hacer! De hecho, es DIOS mismo el que pone en nosotros así el querer como el hacer su buena voluntad.
¿Qué responderemos nosotros? ¿Cómo responderemos?
PODEMOS RESPONDER ASÍ....
1. Estamos muy cómodos como estamos y no queremos cambiar. Así nos ha resultado bien. ¿Para qué cambiar si hasta aquí he crecido así? En el mundo uno aprende que hay que desquitarse, matar al enemigo, buscar salir victorioso a cualquier precio. Hemos aprendido que el listo es el que se queda con el botín, con la trastada.
O QUIZÁS PODAMOS RESPONDER de otra manera...
2. Orando por nuestros enemigos, perdonando a los que nos ofenden, procurando el bien de los que nos desean mal, obrando piedad, misericordia, bondad, amor a favor de los que no lo merecen.
3. Quizás podamos desearle bien a los que nos maldicen.
4. Quizás podamos pedir trato especial y preferencial para el que menos se lo merece entre nosotros.
5. Quizás podamos esforzarnos por aprender a convivir o coexistir con la persona que más odio, que más detesto, que peor me cae, aun dentro de la misma Iglesia. Quizás, quizás, quizás.
6. Quizás nos convendría regresar al Salmo 130 y releerlo.
7. Quizás podríamos responder como David: (2 Sam. 18:33: “Abasalon, hijo mío, ojalá yo hubiera muerto en tu lugar.”
8. Quizás nuestra respuesta deba buscarse en La Palabra inspirada por DIOS que es útil para la enseñanza, mejor que lo que hemos aprendido en “la calle”, en el cafetín, en las películas, en las novelas, en la TV, en la Radio, aun en los mensajes y las iglesias de la fe tóxica, que matan el alma.
9. Quizás debemos seguir los consejos del Apóstol San Pablo.
10. Quizás debemos ser imitadores de CRISTO para poder ser un perfume, un olor agradable para Nuestro Padre Celestial. Pues, a fin de cuentas, ¿Qué lograremos con ganarnos todo el favor del mundo y no agradar a DIOS? Los políticos desean el favor del mundo para treparse y lograr sus agendas y su orgullo, pero ¿Nosotros, qué es en realidad lo que nos interesa? ¿Y si perdemos nuestra alma por estar buscando los aplausos del mundo?
¡Cuidado, no crean que estoy hablando de la gente de afuera, estoy hablando de nosotros! La gente en “el mundo” tiene sus valores y sus relaciones, pero nosotros, los llamados hijos e hijas de DIOS, los llamados “Discípulos Cristianos”, no podemos darnos el lujo de estar siguiendo cuanta doctrina aparezca por ahí como si no tuviésemos la Biblia, La Palabra de DIOS para aprender a hacer Su Voluntad. No nos conformemos con los criterios, las leyes, los valores, los vicios de este mundo, busquemos cambiar, transformar, nuestra manera de pensar, actuar, decir, sonreír, atender, sentir, mirar, cantar, adorar, alabar, trabajar, para que conozcamos lo que le agrada a DIOS. Lo que le agrada a DIOS es que hagamos Su Voluntad; la que es Buena, Agradable y Perfecta.
LLAMADO
Les invito a examinarnos, a mirarnos por dentro y pensar: ¿Qué áreas de mi vida no le pertenecen todavía a CRISTO? ¿Qué áreas de mi vida no le he entregado a DIOS todavía? Quizás, quizás, quizás... si descubrimos estas áreas y las confesamos a DIOS, directa y privadamente, entonces comenzaremos a sanar y a crecer y a madurar; para que cuando venga el día difícil, el día malo, estemos preparados para lo que venga. Quizás entonces podremos comenzar a decir por ahí que somos una Iglesia, una familia, una comunidad de fe en JESUCRISTO.
Son Buenas Noticias: somos hijos e hijas de DIOS por medio del sacrificio de JESUCRISTO y DIOS anda buscando maneras de bendecirnos. ¿Quieres probarlo?
Sermón: “En agradecimiento a Dios, amémonos unos a otros(as)”
Salmo 98:1 Cantad a Jehová cántico nuevo, Porque ha hecho maravillas; Su diestra lo ha salvado, y su santo brazo. 2 Jehová ha hecho notoria su salvación; A vista de las naciones ha descubierto su justicia. 3 Se ha acordado de su misericordia y de su verdad para con la casa de Israel; Todos los términos de la tierra han visto la salvación de nuestro Dios. 4 Cantad alegres a Jehová, toda la tierra; Levantad la voz, y aplaudid, y cantad salmos. 5 Cantad salmos a Jehová con arpa; Con arpa y voz de cántico. 6 Aclamad con trompetas y sonidos de bocina, Delante del rey Jehová. 7 Brame el mar y su plenitud, El mundo y los que en él habitan; 8 Los ríos batan las manos, Los montes todos hagan regocijo 9 Delante de Jehová, porque vino a juzgar la tierra. Juzgará al mundo con justicia, Y a los pueblos con rectitud.
Hechos 10:44 Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. 45 Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. 46 Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. 47 Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? 48 Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
1ra Epístola de S. Juan 5:1 Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él. 2 En esto conocemos que amamos a los hijos de Dios, cuando amamos a Dios, y guardamos sus mandamientos. 3 Pues este es el amor a Dios, que guardemos sus mandamientos; y sus mandamientos no son gravosos. 4 Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. 5 ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? 6 Este es Jesucristo, que vino mediante agua y sangre; no mediante agua solamente, sino mediante agua y sangre. Y el Espíritu es el que da testimonio; porque el Espíritu es la verdad.
S. Juan 15:9 Como el Padre me ha amado, así también yo os he amado; permaneced en mi amor. 10 Si guardareis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; así como yo he guardado los mandamientos de mi Padre, y permanezco en su amor. 11 Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. 12 Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado. 13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. 14 Vosotros sois mis amigos, si hacéis lo que yo os mando. 15 Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os las he dado a conocer. 16 No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, él os lo dé. 17 Esto os mando: Que os améis unos a otros.
INTRODUCCIÓN. “En agradecimiento a Dios, amémonos unos a otros(as)” La palabra “agradecimiento” tiene la raíz de la palabra “gracia.” Existe agradecimiento porque existe la gracia. Solo los que han conocido el amor de Dios, pueden amar. Solo los que han conocido el perdón de Dios, pueden perdonar. Solo los que han conocido la Gracia de Dios, pueden ser agradecidos. ¿Amén? “Dios da cuando encuentra manos vacías”, decía San Agustín. La gracia se recibe como resultado del arrepentimiento. Arrepentirse es vaciarse de todo orgullo y reconocer que hemos pecado contra Dios. Nosotros(as) hemos sido amados por Dios y, por tal razón, estamos agradecidos. Estamos agradecidos por:
1. El perdón de nuestros pecados y la salvación de nuestras almas. ¿Cuántas cosas tuvo que hacer el Señor para alcanzarnos, perdonarnos y salvarnos de la muerte eterna?
2. Estamos agradecidos por La Palabra, El Mensaje del Cielo, El Plan de Dios, El Propósito de Dios revelado en Jesucristo (el “Rhema” de Dios.)
3. Estamos agradecidos por la familia de la fe (La Iglesia: porque todos hemos sido engendrados por Dios y, por lo tanto, el mandamiento es que nos amemos unos a otros(as). ¿Amén? Escuche lo que dice la 1ra Epístola de S. Juan 5:1 “Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios; y todo aquel que ama al que engendró, ama también al que ha sido engendrado por él.” Y ¿Quién usted cree que engendró al que está sentado a su lado? ¿Quién engendró a su hermano, hermana, padre, madre, vecino, vecina, compañero de trabajo o de estudio? ¿Quién engendró a los musulmanes, a los dominicanos, a los afroamericanos, a los chinos y a los mexicanos? ¡¿Quién?! ¡Fue Dios, el mismo que lo engendró a usted y a mí! ¿Entiende el Mensaje de Dios? Tenemos que amar a aquellos, que aunque son distintos a nosotros(as), piensan distinto, adoran de manera diferente a nosotros(as), HAN SIDO ENGENDRADOS POR EL MISMO DIOS que nos engendró a nosotros(as). ¿Amén? ¡Amén!)
4. Estamos agradecidos por el Espíritu Santo de Dios que habita dentro de nosotros(as). La fuerza motriz, el motor, el que nos impulsa a hacer lo que es antinatural para el ser humano: amar, perdonar, aceptar, etc.
5. Estamos agradecidos por la esperanza viva depositada en cada uno de los que hemos creído a Dios. Una esperanza que no avergüenza, sino que se nos revela en cada momento de necesidad, de inquietud, de desasosiego, de dolor, de la noche oscura del alma, del valle de sombra y muerte. ¿Amén? ¡Amén!
6. Estamos agradecidos por la paz que solo Cristo puede dar. Una paz que sobrepasa nuestro entendimiento pues se hace real en nuestras vidas, a pesar de lo convulsionado que nuestro mundo esté.
7. Estamos agradecidos por las bendiciones recibidas.
8. Estamos agradecidos por las oportunidades que Dios nos da de amar, perdonar y bendecir a otros(as). ¿Amén?
Ahora quiero preguntarles algo. Si Dios nos ha amado así, de tantas formas, de tantas maneras, tantas veces, ¿Por qué es que nosotros(as) no podemos hacer lo mismo con los demás? Si usted pregunta por ahí, ¿Qué define a un cristiano evangélico? Se va a encontrar con muchas sorpresas. A veces, somos definidos como “religiosos.” A veces, se dice de nosotros(as) que somos unos hipócritas. A veces, se dice que somos políticos activistas en contra del aborto, de los homosexuales; que nos oponemos a la Internet, que somos enemigos de los católicos, de los musulmanes, de los que piensan distinto a nosotros(as). Muy pocas veces, si alguna, escuchamos decir que los cristianos evangélicos son gente que destila el aroma agradable, suave, de la Gracia de Dios.
A veces, el testimonio que damos es que tenemos una tensa falta de gozo. En la Iglesia somos gozosos, fuera de ella somos sosos. Tenemos una lista de conductas inadecuadas, prohibidas, pecaminosas. Parece que queremos cargar la pena de la Semana Santa durante todo el año. Nos parece que tenemos que estar tristes para agradar a Dios. Se nos ha olvidado el Dios que creó la felicidad, el gozo, la alegría. Se nos han borrado las imágenes del Jesús sonriente, del Jesús amoroso, del Jesús piadoso, misericordioso.
¿Saben cuántas veces y cuántas palabras, escribió Jesús? La Biblia dice que Jesús solo escribió una vez; cuando le trajeron a la mujer adúltera. Dice la Escritura que mientras aquellos hombres acusaban a la mujer (no al hombre adúltero), Jesús escribía en la arena (para que sus palabras se las llevara el viento después…) ¿Hello? ¿Alóu? Jesús era Dios mostrando su templanza, su paciencia, su misericordia con aquellos “acusadores” de los demás, con aquellos “religiosos” que querían tentar a Jesús. “El que esté libre de pecados, que tire la primera piedra,” les dijo Jesús. Y luego, con pasión y misericordia, le dijo a la mujer: “¿Dónde están los que te acusaban?” A lo que ella contestó: “todos se han ido.” Jesús entonces le dijo: “Mujer, vete y no peques más.” ¿Ustedes imaginan el gozo, la sonrisa, la alegría de aquella mujer pecadora que había sido perdonada? ¡Wow! Tenía que haberse sentido aliviada de que Dios le perdonara sus pecados y le salvara la vida. ¿Amén?
A nosotros(as) se nos ha olvidado la gracia de Dios que nos perdonó a nosotros(as). Se nos olvida el amor del Dios que nos engendró para que amásemos a los demás que también fueron engendrados por Dios. Para que seamos el suave aroma de Cristo para los demás.
Como decía la oración infantil de una niña en la iglesia: “Dios mío, haz que la gente mala se vuelva buena, y que la buena se vuelva agradable.” ¡Ojo! Hay una gran verdad en esa breve oración. ¿Qué testimonio ofrecemos? La seriedad no está reñida con la alegría y el gozo del Señor. No se confundan. Podemos ser serios con los asuntos del Señor, pero también podemos estar gozosos y alegres, llenos de la gracia de Dios y alegrar la vida de los demás con el suave, agradable aroma de Cristo. ¿Amén?
Amados(as), amémonos unos a otros(as) porque el Amor viene de Dios y todo el que ama ha nacido de Dios, porque Dios es amor. La orden divina es que nos amemos unos a otros(as). No tenemos opciones, alternativas, justificaciones. Si Dios nos ha amado, no tenemos salida, no tenemos escapatorias, no tenemos excusas: tenemos que amarnos los unos a los otros(as). ¿Algún Amén en la Casa de Papá? Nadie dice que sea fácil, pero Dios nos el poder para vencer. ¿Y ahora, habrá algún Amén en la Casa de Papá?
Nosotros(as) no somos mejores que los demás. Lo que nos distingue es que hemos aceptado el perdón que la Gracia de Dios nos ofrece. No podemos reclamar superioridad moral, ni espiritual, ni cultural. La Iglesia que se mantiene unida entre sí, amándose los unos a los otros(as), esa es la Iglesia que ofrece un testimonio de la Gracia de Dios para los demás.
Yo mismo tengo que luchar contra los deseos de la carne, los tentáculos de la falta de gracia en mi propia vida. ¿Cómo amar a un hijo adicto, a unos hermanos incrédulos? Además, como Pastor, diariamente batallo contra el orgullo, la crítica, el sentimiento de que tengo que ganarme la aprobación de Dios y de los miembros de la iglesia. Pero la Gracia de Dios me grita por todos lados: “Tú no puedes hacer nada para que Yo te ame más, ni menos; ya Yo te amo.” ¡ALELUYA! ¡Gloria a DIOS! ¡Cristo me ama…La Biblia dice así….!
Lo que el ser humano necesita es el perdón de Dios, pero Dios quiere usarnos a nosotros(as) como testigos de que eso es posible. Lo que el ser humano necesita es sentir y saber que Dios le acepta, que Dios es el Dueño de su vida y que le sostiene para siempre. Dios jamás abandona a un corazón arrepentido, jamás. Aunque no tenga nada en sus manos para ofrendar, Dios no se olvida de esa vida; jamás le abandona. Lo único que tiene que hacer el ser humano es aceptar el amor y la gracia que Dios le ofrece gratuitamente. No podemos “ganarnos” el Amor de Dios. Dios lo ofrece gratuitamente. El ser humano lo acepta o no. Punto.
En este sentido, la Iglesia está comisionada para demostrar que la Gracia de Dios es real; que es posible ser transformado por el poder de La Palabra Viva que es Cristo actuando a través del Espíritu Santo; que hay gozo, alegría, danza, júbilo, algarabía, esperanza, paz en aquellos que han sido perdonados y han recibido el Amor gratuito de Dios, es decir, la Gracia de Dios. Aquí hay lugar para la alabanza apasionada, la generosidad extravagante, la hospitalidad radical, el servicio arriesgado y el desarrollo de la fe en Jesucristo. Aquí hay lugar para los que caen, pues ellos serán levantados; aquí hay lugar para los que han pecado, pues aquí encuentran la oportunidad de arrepentirse y ser perdonados por Dios. Los perfectos están en el Cielo. Aquí estamos los que estamos en el proceso de construcción, de re-construcción y de transformación. Aquí estamos los valientes que se arrepienten y son perdonados. ¿Amén? ¡Amén!
LLAMADO. Y ¿Qué es lo que Dios espera de nosotros(as)? ¡Que nos amemos los unos a los otros(as)! Nada más y nada menos. Haciendo esto damos testimonio de que somos la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, la Familia de Dios. Haciendo esto le decimos al mundo, a los demás, que vale la pena aceptar el Amor gratuito de Dios. Eso es vivir la gracia. Eso es esparcir el Suave Aroma de Cristo, el Perfume Grato del Señor para todos los demás que necesitan, igual que nosotros(as), aceptar la invitación de Dios para ser Su Familia. ¡Despierta: que aquí hay gozo, aquí, sí hay gozo!
La gracia de Dios les llega sin costo alguno a las personas que no la merecen y yo soy una de ellas. Recuerdo lo resentido que estaba, siempre tenso y lleno de ira; mi corazón endurecido; herido por la misma iglesia y por la falta de gracia que había aprendido (pensando que con “buenas obras” podía comprar, ganar el Amor de Dios.) Estaba rebelde, confundido, destruido emocionalmente, y así me encontró Dios; así me amó, así me perdonó, me salvó, me restauró, me restituyó a Su Cuerpo; así me llamó y aquí estoy, tratando de ser el suave aroma de Cristo para los demás. Te deseo gracia, pues es lo mejor que he recibido y todo lo que tengo lo he recibido de la Mano de Dios.
Amados(as): Amémonos unos a otros(as). Que así nos ayude Dios. ¿Amén? ¡Amén!
“Si no fuera por Su Gracia y por Su Amor…” (¿Qué sería de mí?)